Y con cada movimiento, el mar. Construida con materiales selectos y con la máxima transparencia, esta casa de verano se ha orientado de manera que su conexión con el agua no se interrumpa. No hay umbrales, diferencias de altura, ni concesiones.

Una segunda vivienda sobre el mar. La familia dispone de 150 m² de superficie interior y 350 m² de terraza exterior para descansar y relajarse los fines de semana. El arquitecto, junto al cliente final, ha desarrollado una vivienda auténtica y personal. La vivienda y los espacios exteriores no deben requerir mantenimiento alguno. Esto es un término habitualmente asociado a las características de un producto, pero precisamente en el caso de los habitantes de ésta casa se ha evitado el trabajo constante en la vivienda, en el jardín y las responsabilidades derivadas de todo tipo de mantenimiento. Esa fue una de las razones por las que de determinó utilizar una madera como la de cedro. Es resistente a la sal marina y no necesita conservación. En el jardín se plantó rosa mosqueta como vegetación y para proteger la tierra. Es una planta que no necesita demasiada luz y aguanta muy bien las inclemencias meteorológicas.

Bruun opina que la localización costera de la vivienda es terapéutica. "Cuando llegamos, inmediatamente sientes la calma. Apenas tenemos cosas aquí, es totalmente diferente a mi vivienda habitual."
¿Y su lugar favorito de la casa? La terraza de la zona inferior que se encuentra protegida del viento. Aquí puedes tomar el sol, comer, jugar y relajarte. Además en la terraza también hay una especie de cueva. Este espacio puede utilizarse durante todo el año gracias a las lámparas térmicas. Se puede dormir en el exterior y simplemente observar la puesta de sol.

Lo que la convierte en una vivienda única son los sistemas de correderas Schüco con diseño panorámico. El paisaje se vislumbra nada más acceder a la vivienda. No hay umbrales ni diferencia entre niveles. Justo como debe de ser. Sin compromiso.