La casa de verano se localiza en un exuberante valle con impresionantes vistas del golfo Argólico y las islas de Plateia, Psili y Spetses.

La vivienda de dos pisos, ubicada en medio de los olivares de la región del Peloponeso, se integra perfectamente gracias a su arquitectura y materiales.

Un muro de piedra inclinado marca la entrada en la plata baja, parcialmente construida en la roca, mientras que tanto la zona de estar como las zonas más privadas se abren hacia el mar.

La planta superior, con dos dormitorios en suite, consiste en un volumen compacto de una sola planta situado en ángulo recto con la planta baja. La mampostería, realizada en piedra natural, sitúa realmente a la vivienda dentro de la naturaleza. Las áreas enlucidas en blanco acentúan y unen las formas más rígidas de la estructura de la vivienda.

Como es habitual en los climas Mediterráneos, la vida tiene lugar en el aire libre. Las terrazas, situadas en diferentes niveles, permiten vistas panorámicas de toda la bahía desde diferentes perspectivas.

Además, la piscina con efecto infinity ocupa todo el largo de la vivienda, fomentando esa sensación de infinitud.

La disolución de los límites espaciales entre interior y exterior es posible gracias a una zonificación inteligente y disposición de las habitaciones. Sin embargo, lo más destacado de la vivienda son las correderas de suelo a techo y umbral plano que ofrecen impresionantes vistas del mar desde todas las estancias.

El diseño de las habitaciones, que forman un constante diálogo de luces y sombras, interior y exterior, encarna un estilo de vida único que satisface las necesidades de los habitantes a la vez que ofrece una experiencia personalizada.